Cuando miro alrededor sospecho que algo no anda bien cerca de mis pasos y de mi mirada.
Si miro algo más lejos, menos me gusta aún lo que veo a través del catalejo atento de los periódicos que, antes de llegar a sus ediciones digitales, ya están viejos.
Si miro mucho más lejos, termino por entender que lo que había a mi alrededor, en realidad, no tenía mucha importancia.
Si miro mucho, mucho más lejos, siempre acabo por descubrir a un buen hombre que, algo despistado, se cruza en mi camino, deja resbalar su mirada sobre mi figura y ni siquiera manifiesta el absoluto desinterés que le provoco. Aquí es cuando descubro que yo tampoco tengo importancia.
En esos momentos suelo dejar de mirar a ningún lado y escribo unas palabras en el papel blanco del teclado que me ayuden a hacer escalas de la realidad para guardarla en cajones que distribuyo con paciencia por las estanterías; lo que no me gusta, lo que no tiene importancia, lo que está lejos, lo que no existe...
Estás atento y dando muestras de que estás vivo.Sigue mirando,es importante.Marifé.
ResponderEliminar