martes, 9 de noviembre de 2021

Un Plan para gobernarlos a todos

 Con relativa tranquilidad, vuelvo a este blog.

Lo hago porque de nuevo me he puesto a escribir en el Granada Hoy y porque imagino que un blog es un lugar apropiado para ir colgando mis artículos.

Empiezo con el que publiqué hace unos días sobre el futuro PGOU de Granada.

No es especialmente poético, pero si oportuno.


Un Plan para gobernarlos a todos (granadahoy.com)


Un Plan para gobernarlos a todos.

 

Hay quien cae en el error -los políticos suelen hacerlo y los medios de comunicación lo refuerzan- de pensar que el hecho de que un bien se declare BIC, es una especie de premio o galardón que aumenta su prestigio y, por tanto, su valor comercial en el mercado turístico; un error interesado desde luego, porque un título jurídico de BIC no es un diploma de reconocimiento que se le otorga a un bien para incluirlo en su publicidad, sino algo bastante más serio, destinado a protegerlo ante los peligros que pudiera correr.

Culpa tienen también quienes declararon BIC cosas como el Fandango de Huelva o el Mollete de Antequera; una soberana memez que nada tiene que ver con el sentido original por el que se crearon los BIC como figuras jurídicas de protección. La pregunta es simple; ¿Corren peligro los molletes de Antequera o el Fandango de Huelva?

También induce a error la famosa lista de la UNESCO de Bienes Patrimonio de la Humanidad, que, paradójicamente, no tiene ninguna repercusión jurídica en la protección de esos Bienes, pero que queda bien en los folletos turísticos.

Por poner un ejemplo cercano, lo que protege, mejor o peor, al Albaicín, no es ser Patrimonio de la Humanidad, sino ser un Bien de Interés Cultural inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico.

Aunque el caso del Albaicín sea algo más complejo porque, allá por el año 2003, lo que eran tres BIC; el Albaicín, el Centro Histórico y la Alhambra se unificaron en uno solo al que se añadió, además, el Sacromonte.

Con ello, y tal como obliga la Ley de Patrimonio, se puso en marcha uno de los instrumentos más importantes para la protección de un Conjunto Histórico, la adaptación del planeamiento urbanístico y, por eso, el Albaicín tiene un Plan Especial de Protección que se aprobó en el año 1991.

Sin embargo, ya he señalado anteriormente que en el año 2003 se unificaron los tres BIC existentes creando un único BIC, el del Conjunto Histórico de Granada formado por cuatro sectores, Albaicín, Sacromonte, Alhambra y Generalife y el propio Centro Histórico y como todos, menos el Sacromonte, tenían ya su propio Plan de Protección, el Decreto de creación del nuevo BIC, con sentido común, reconoció la pervivencia de esos Planes.

Es decir, un solo BIC, el Centro Histórico de Granada, con tres Planes Especiales de Protección; Alhambra y Generalife, del año 1989, Albaicín, del año 1991 y Área Centro, del año 2002.

La parte buena es saber que nuestro patrimonio está protegido desde el punto de vista urbanístico, la parte mala es constatar que los riesgos que se cernían sobre el Patrimonio en los años ochenta o noventa, no se parecen ni de lejos a los actuales.

En términos bélicos sería como enfrentarse a armas de última generación del siglo XXI con sistemas defensivos de unas fechas del siglo pasado en las que, por ejemplo, salieron al mercado los primeros teléfonos móviles.

Pondré tres ejemplos de nuevos riesgos dentro del Conjunto Histórico: la movilidad, la contaminación visual y los cambios de uso.

El primero repercute negativamente desde dos posibilidades contradictorias, el exceso o el defecto; la saturación de vehículos privados, por un lado, o la dificultad de acceso para la población residente a su barrio que acabaría por convertir su vida cotidiana en un infierno.

Imaginen el Gran Canal de Venecia lleno de cruceros turísticos y que un vecino no pueda llegar a su casa de Santa Croce en su pequeña lancha o en su vaporetto. Algo parecido pasa en el Albaicín o en el centro de Granada; exceso de tráfico, pero poca accesibilidad.

La Ley de Patrimonio, que ya se olía de qué iba el asunto, incorporó en su articulado que un Plan de Protección deberá incluir Las determinaciones en materia de accesibilidad necesarias para la conservación de los valores protegidos”.

El problema está en que, al ser la Ley del año 2007 y los Planes anteriores a esa fecha, ese aspecto no se contempla en ninguno de ellos por lo que las actuaciones en materia de movilidad que se hacen en el Conjunto Histórico de Granada no solo no están refrendadas por la Ley de Patrimonio, sino que, además, en ningún momento ha habido voluntad de hacerlo por parte de las autoridades que han ido improvisando medidas que nunca han resuelto el doble problema planteado.

Al segundo peligro, el de la contaminación visual, la Ley le dedica un extenso artículo y también establece la obligación de recoger en el planeamiento medidas de control, pero, igualmente, los Planes son anteriores a la Ley por lo que no recogen estas medidas ni cumplen la Ley en este aspecto, aunque aquí es más grave y sí que está clara la dejación de funciones y la elusión de responsabilidades de las Administraciones implicadas. Una disposición de la Ley, la transitoria tercera, establece la obligación de los ayuntamientos, en un plazo de tres años, desde el año 2007, de elaborar un Plan de Descontaminación Visual.

En Granada, ni existe dicho plan ni se le espera y asistir al espectáculo de terrazas, sombrillas, publicidad, veladores, toldos, marquesinas,… degradando el Centro Histórico hasta la náusea, no es ciertamente un modelo de respeto al patrimonio de la ciudad por parte de las autoridades.

El tercer peligro, el más pernicioso quizás, tiene que ver con el cambio de uso de los inmuebles. Especialmente en un momento, todos lo sabemos, en que el alquiler vacacional por días, es una de las claves del modelo que caracteriza al turismo de masas granadino. El impacto de esa modificación del uso sobre el tejido social del centro histórico es brutal y no solo afecta a la supervivencia del vecindario, también de forma mortal a la trama comercial vinculada a ese tejido social. Si no hay pisos, no hay vecinos, si no hay vecinos, no hay mercados ni comercio y los centros históricos, simplemente, mueren.

También la Ley contempla este peligro y obliga a incluir en los Planes Urbanísticos de Protección “Las determinaciones para el mantenimiento de los usos tradicionales y las actividades económicas compatibles, proponiendo, en su caso, medidas de intervención para la revitalización del bien protegido.”

 Y también promotores y agentes económicos han intentado por todos los medios, legales o ilegales, eludir esas obligaciones con la complicidad, en demasiadas ocasiones, de las autoridades. Si no se pueden ponen pisos turísticos legales, se ponen ilegales y todos miramos para otro lado.


Solo atendiendo a estos tres aspectos que he enumerado, se hace evidente que, en la actualidad, la situación del Centro Histórico, desde el punto de vista de su protección patrimonial, atraviesa un momento delicado y la amenaza sobre ese patrimonio, desde luego, no es ficción como la del mollete de Antequera. Aquí si hay peligro de que el daño acabe por ser irreversible si no se acomete una renovación inmediata y urgente de los tres planes existentes.

Al parecer, el nuevo gobierno municipal ha diseñado una estrategia distinta, la de un nuevo Plan General en lugar de renovar los tres Planes Especiales y es cierto que la Ley contempla en su artículo 30.3 la posibilidad de que ese Plan General introduzca las medidas especiales de Protección, pero, también es cierto que, comprobada la eficacia municipal en los intentos anteriores, la empresa genera cierta desconfianza, cuando, además, no sólo habrá de asumir los contenidos de protección de los otros tres planes sino enfrentarse a situaciones patrimoniales nuevas como la Villa romana de los Mondragones, La azucarera de San Isidro, el Sacromonte y el valle del Darro, la villa romana de la calle Primavera, o el Campus de Cartuja, por poner algunos.

Si no lo hace ni lo pretende, no habremos avanzado demasiado y nuestro Patrimonio Histórico estará irreversiblemente abocado a su pérdida.

 

 

 



domingo, 22 de octubre de 2017

Stand by


El hecho de que intentemos conservar la calma en estas duras horas en las que nuestro país avanza de forma decidida hacia la limitación de las libertades civiles, no tiene que traducirse en la renuncia cobarde a mirar de frente hacia el futuro.

El futuro hoy es más que impredecible cuando a cada instante la conjura contra la libertad se hace más y más fuerte.
El gobierno de un partido que ha conseguido aglutinar en su militancia a la más agresiva extrema derecha ultranacionalista, heredera de símbolos y valores de la dictadura va a gobernar en Cataluña, una Comunidad en la que es una fuerza residual con una presencia parlamentaria mínima y casi testimonial.
Va a gobernar violentando un sistema legal, una constitución que ha demostrado una y otra vez su obsolescencia en la organización territorial del Estado.
Va a gobernar apoyado por un partido, Cs, que vive el sueño de convertirse en la referencia de la derecha en Cataluña sin llegar más allá en sus análisis que la satisfacción que les generan los futuros resultados de unas elecciones que, sin duda, estarán marcadas por el odio.
Va a gobernar apoyado por un partido socialista que no ha dudado en recurrir  a los más perversos soportes ideológicos de la derecha españolista y ultramontana para jugar un papel penoso, rastrero y traidor con su pasado y sus principios federales fundacionales a la hora de enfrentarse a este problema estructural que arrastra España desde la transición. Todo a cambio de un hipotético beneficio electoral en el resto de España
Va a gobernar apoyado por una Union Europea cada día más feroz, cruel e inhumana, en una monarquía que está reivindicando un papel protagonista en la política que no sólo no le corresponde sino que puede poner en peligro la estabilidad del sistema más aun que la independencia de Cataluña.


     

martes, 1 de septiembre de 2015

EL PP EN CATALUÑA

Foto de Juan Cañavate.




No debe tenerlas todas consigo Rajoy en las elecciones en Cataluña cuando echa mano de forma tan descarada de personajes como González o como Merkel. La verdad es que, más que electoralistas, sus reacciones empiezan a parecer desesperadas. 
La última propuesta de hoy de reformar el Tribunal Constitucional para poder sancionar a Mas, hace aún más evidente la debilidad de Rajoy y su auténtico terror a una repuesta en las elecciones que pudiera entenderse como un plebiscito a favor de las tesis de la independencia en Cataluña. 

Rajoy, que intentó pasar a la historia como el presidente que acabó con ETA y que no pudo porque se le adelantó Alfredo Pérez Rubalcaba, podría pasar a la historia realmente como el presidente con el que se inició la segregación del territorio catalán.

martes, 16 de junio de 2015

GOBIERNO


Si no una perversión que merezca condena pública, sí merece al menos una reflexión que permita, en algún momento, intentar replantear el modelo.  

Me refiero a los cambios que Manuel Chaves introdujo en el funcionamiento del gobierno andaluz y en el propio PSOE cuando para su desgracia y yo diría que la nuestra, llegó a Andalucía a sustituir a Rodriguez de la Borbolla. Funcionamiento y modelo que no estaba regulados en ninguna norma que saltarse y que Chaves cambió, sin preguntarla a nadie cuando vio rapar las barbas a su vecino; es decir José Rodríguez de la Borbolla.

La protesta generalizada de las estructuras de poder provinciales del PSOE frente a lo que entendían como excesiva centralización del gobierno andaluz, fraguaron, por aquel entonces, en un congreso regional que organizado por Alfonso Guerra en persona, le cortó la cabeza a Pepote y puso en su lugar la de Manolo Chaves. Una gran cabeza, por cierto.
La conclusión de aquel asunto no fue otro que reforzar estructuras provincianas que atendían a intereses de poder local, clientelar y cortoplacistas,  enemigas directas de la planificación y del rigor.
Desde ahí los consejos de gobierno se hacían por simples cuotas; cada provincia tenía lo que se merecía sin atender a la capacidad de los elegidos, sino sólo a su peso en la estructura. Los Delegados dejaron de ser Delegados de las Consejerías en las provincias para convertirse en puro aparato provincial que adolecían de una manifiesta falta de lealtad a sus consejeros pero que presumían de una fidelidad perruna a sus Secretarios Provinciales.
En cada decisión en los Consejos pesaba, sobre todo, la procedencia de cada Consejero. 
Mañana o quizás pasado, la nueva presidenta electa del gobierno andaluz formará gobierno, unos cuantos días después se elegirán los altos cargos y los delegados provinciales y veremos si la cosa sigue igual.
  

viernes, 29 de mayo de 2015

PALABRAS DE AMOR

LA COLUMNA

Palabras de amor

JUAN CAÑAVATE | 


ANDABA yo brujuleando hace unos días por esos mares del diablo, sin rumbo claro ni casi ganas de tenerlo, más bien, les confieso, dudando entre la desolación y el desconcierto con la que se nos viene encima en Granada, cuando mi amigo Javier Hódar, a esa hora del café de la mañana en la que a uno le pillan aún con los efectos de la pastilla de la alergia, más que sugerirme, me reclamaba, no sin algo de retranca, que me olvidase del triste destino de esta ciudad tan gris y me dedicase, en mis columnas quincenales, a escribir historias de amor en lugar de desamor, que más satisfacciones me darían a mí y a quienes me leyesen, escribir palabras de amor que seguir rumiando la pena que le queda por sufrir a esta ciudad atribulada, que ya hace tiempo perdió el tantico de ternura y de deseo que aún quedaba por sus calles. 

Y no sé si fue por la sugerencia o las pastillas o por la primavera misma, que se me empezó de pronto a poner esa cara que a uno se le pone con el amor y con el recuerdo de un tiempo casi dormido, aunque no olvidado, de besos infinitos en rincones escondidos de geografías inconfesables y tan dulces como son dulces los amaneceres de los cuerpos desnudos, rendidos y exhaustos tras las batallas de amor. 

Recordé, casi sin quererlo, las sábanas deshechas y los miembros vencidos y hasta el olor, tantas veces amado, del cuerpo más amado y ese sudor de sal tras la batalla y ese sabor a mar de la piel entre las olas de un mar intenso y calmo, después del temporal, que se navega sin más compás ni aguja que la que da el deseo. 

Y en esas cosas pensaba mientras huía de las palabras que intentaban dibujar el desaliento en esta ciudad marchita o, igual, olvidarme de ella, como quien olvida pasiones del pasado que más que arrebatar, hastían: que sí, que yo te quiero mucho, pero que tú por aquí y que yo por allí, que ya no puedo más. Y volvía a asaltarme, mientras tanto y casi sin permiso, el sabor de ese pliegue perdido entre los labios tiernos de esa boca tan dulce, de aquellos ojos perdidos en mi ojos, de aquella suave curva de la espalda, de los pechos dormidos, de aquel lenguaje de pieles, de los acertijos y de las travesuras y al fin o, más o menos, al fin de ese viaje, iba pensando en todas esas cosas, mientras miraba el tedioso autobús pasar y a los turistas, aburridos de representar su ominoso papel de figurantes del negocio de la ciudad en ruinas, mientras se abanicaban el sofoco con el triste folleto de la Granada más cañí. Así que sí que sí, que me parece que, al menos esta vez, voy a escribir de amor.

domingo, 22 de marzo de 2015

LA LÍNEA DE SOMBRA

La línea de sombra

JUAN CAÑAVATE | ACTUALIZADO 20.03.2015 -

CUENTA Nando, y ya quisiera yo que ustedes conocieran a Nando, que si hubo otros tiempos y en cada uno tocaba lo que tocaba, en este, que está por venir próximamente, toca un tiempo de generosidad, y que sin ese raro  y necesario ingrediente de nuestra historia, será difícil salir de este oscuro territorio en el que vivimos que se va volviendo con los días, insoportablemente inhóspito y hostil. 

Le cuento yo a Nando y a quien quiere escucharme, que esto más que un polvoriento desierto, es, como en el océano de Conrad, una línea de sombra imperceptible que nos tiene atados a una asfixiante agonía y que, más que perdidos, andamos varados y que, si se observa con atención el mar, más parece que retrocedemos y nos arrastra lentamente hacia un triste lugar en el que nunca estuvimos. Yo, al menos, no creo recordar un horizonte más gris ni un ambiente más desolador y agobiante en el que ni el futuro se vislumbra tras la bruma. 

De ahí lo de la generosidad de Nando y de su recomendación de remar desde desde todos los rincones siguiendo un solo rumbo, para salir de esta calma insoportable. 

Pasa, sin embargo, que cuando miras en estos días, a los que al fin tendrán que gobernar el rumbo, no parece que estén, por sus palabras y sus actos, muy dispuestos a la maniobra y ni tan siquiera parece que sea una buena idea el proponérselo, cuando les oyes hablar a los unos de los otros con el sólo argumento común de sus recelos o de sus agravios para seguir mirándose desde el resentimiento o desde el desprecio o la desconfianza, y para seguir estando donde están, justo en el lugar contrario de donde debieran estar para salir de aquí. A ellos me refiero, a la izquierda, a la lúcida y brillante izquierda de este país que siempre han sido así, enormemente generosa. 

Igual, sin duda, hasta les molesta que hoy escriba estas palabras y que les sugiera algo más de humildad y un poco menos de rencor en sus verdades y un algo más de que todos reconozcan sus errores hasta reconocer que, a pesar de sus contradicciones insalvables y de sus deudas no pagadas y de sus incomprensibles o imperdonables actos y en sus ofensas heredadas desde, más o menos, la Primera Internacional, también está la izquierda en esos otros a los que miran con desprecio y que no debieran estar enfrente sino al lado. 

No cuadra, por eso, que ahora, precisamente ahora, en este tiempo que demanda sobre todo gente y gestos generosos, vuelvan a los atriles con sus discursos, los líderes que fueron y demostraron ser, campeones del sectarismo y del rencor y que sólo son mareantes expertos en perder el viento y en navegar por la línea de sombra. 

Suerte para el domingo y, sobre todo, para el lunes.

domingo, 1 de marzo de 2015

EL ALCALDE AGAIN

LA COLUMNA

El alcalde again

JUAN CAÑAVATE | ACTUALIZADO 27.02.2015 - 01:00





    DESDE que el señor Torres es alcalde de esta ciudad, le hemos conocido dos líneas estratégicas en su gestión; impedir el uso seguro y civilizado de la bicicleta y arremeter contra cualquier actuación del Patronato de la Alhambra. 

    En tan poco edificantes empresas, el señor alcalde ha sabido aprovechar siempre el apoyo de asociaciones que a todos representan y que de todo saben y que, en estos días de campaña electoral y sin maldad ninguna, han montado un coro de palmeros cuando ha dicho que el proyecto Atrio de la Alhambra, es un duro atentando de los sevillanos contra la ciudad de Granada. Algo que nunca habíamos oído, por cierto. 

    Y como suele ser hombre de pocas palabras y menos argumentos, ha dejado en manos del coro los argumentos de la ofensa que, vistos uno a uno y eliminando las simples tonterías, se vienen a resumir en dos cuestiones: que no parece adecuada una inversión de 45 millones de euros en la Alhambra, la una, y que ¿para qué quiere la Alhambra tanto equipamiento cultural?, la otra. A la primera la Alhambra ha respondido que se olvida el señor alcalde de que la inversión es precisamente en la Alhambra y que la Alhambra está en Granada y que otra cosa sería si tantos millones, fueran a parar a otro lugar, por ejemplo, a Sevilla y que la inversión se viene a sumar a muchas otras que la Alhambra realiza en la ciudad y, si no, ahí tienen el Bañuelo, Dar al Horra, Horno de Oro, el Corral del Carbón... concluyendo en la pregunta de que ¿en qué cabeza cabe que se renuncie a una inversión de ese calado en Granada, simplemente porque sea en la Alhambra? 

    A la segunda cosa, me van a permitir que les intente contestar yo. 

    La Alhambra lleva desde hace bastantes años consolidando un buen modelo de gestión, con profesionales comprometidos en un proyecto escrito desde hace años, su Plan Director y que, desde luego, no es una improvisación ni una ocurrencia de nadie. 

    Gracias a ese modelo y a gestionar algo más que la simple visita al monumento, se ha convertido en un elemento clave en la vida científica y cultural de la ciudad, con una programación que deja en evidencia la triste fanfarria pueblerina municipal. 

    ¿Le parece al señor alcalde que eso es malo y que debiera renunciar a ello? 

    ¿Le parece al señor alcalde que los granadinos y los visitantes vamos servidos con las comedias o los artistas que trae al Isabel la Católica su concejal del asunto o con las procesiones de Semana Santa? 

    ¿Le parece sensato desperdiciar las posibilidades de nuevos espacios porque la programación no la haga el ayuntamiento? 

    Lo que no parece sensato es que el alcalde intente destruir lo que funciona bien en lugar de intentar arreglar lo que funciona mal, o será que con la Alhambra al lado, se nota demasiado lo suyo.