miércoles, 2 de febrero de 2011


Mañana se espera la llegada del ciclón Yasi en Australia. Casi una tormenta perfecta, aunque la tormenta perfecta está en Egipto.
Ya se suponía que la cosa no iba a ser fácil, la entrada en escena de los canallas de Mubarak era previsible. En Egipto no hay sólo una transición hacia la democracia como en Túnez. Una transición pacífica  a un gobierno democrático dejaría en una situación de extrema debilidad al estado teocrático de Israel y las consecuencias para otros estados cercanos que utilizan su amenazante presencia para justificar sus desmanes, serían graves y hasta su existencia tal como hoy lo conocemos, podría verse en peligro. Hay tres posibilidades en Egipto: la permanencia en el poder de Mubarak mediante la represión y la violencia, la transición pacífica y ordenada hacia un estado moderno y democrático o la hegemonía de organizaciones islámicas, que acabarían por conquistar el poder antes o después, de forma pacífica o violenta.
El mundo occidental tiene mucho que decir en este asunto y sobre todo, podría demostrar algo más de imaginación que la tímida declaración de la señora ministra de Asuntos Exteriores.

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