domingo, 30 de enero de 2011

DAVOS

Poco a poco nos vamos enterando de las promesas que Zapatero hizo el año pasado en Davos cuando le cayó la bronca por su comportamiento ante la crisis económica.
Varias  parece que eran  las tareas  que le pusieron al presidente y que él se ha encargado de hacer con encomiable aplicación
La primera trataba de hacer desaparecer los resquicios de banca pública que había en España y eliminar la competencia que esto suponía para el poder financiero.
La segunda permitir la entrada del sector financiero privado en el mercado de las pensiones deteriorando el producto público hasta que el seguro privado le pueda hacer la competencia.
La tercera rebajar la aportación de los empresarios a la caja fiscal en materia de contratos.
La cuarta no modificar la política fiscal en España permitiendo como mucho la subida del IVA
La quinta  y no menos importante, no incidir en ningún intento de paliar los daños del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y permitir que se desinfle a su aire, o mejor, a su pérdida de aire. Es cierto que el gobierno podría abrir líneas de crédito hipotecario. Ya las hubo cuando existía el Banco Hipotecario. Esos créditos permitirían la independencia del crédito bancario privado y  un consiguiente relativo  movimiento en el mercado, pero claro, le haría la competencia a la banca  que se vería en la obligación de abrir la espita del dinero.
Además hay otros  detalles como la venta de deuda pública desorbitadamente por debajo de su valor hasta el extremo de que en las últimas, la demanda ha superado en  tres veces la oferta con lo que sólo vendiendo al día siguiente de la operación en los mercados, la rentabilidad ya era multimillonaria.
El sistema además no deja de ser emocionante; se le vende la deuda a un grupo sindicado de bancos que como no tienen dinero, lo piden al Banco Central Europeo que a su vez se lo pide al gobierno español. Este pone el dinero y el Europeo se lo da  a los bancos. Es decir, el gobierno español financia los negocios de la banca privada que compra la deuda y la vende al día siguiente.
Por fin, la recapitalización y saneamiento de los bancos en riesgo, incluso con amenazas de nacionalización temporal para, una vez saneado el producto, volver a colocarlo en manos privadas.
Las consecuencias son interesantes:
La primera, cerca de cinco millones de parados
La segunda, el gasto privado: si se suma el cinco por ciento de sueldo menos en los funcionarios con el tres por ciento de inflación, la capacidad de gasto de un funcionario baja un 8%. Considerando que es uno de los sectores más sólidos y estables del movimiento económico de gasto y consumo.
Además el patrimonio de una familia suele ser casi siempre inmobiliario con lo que ese patrimonio familiar se ha deteriorado en relación directa a la  pérdida de valor del producto inmobiliario que  viene a ser entre el 30 y el 40 por ciento según los casos.
Pero hay más, el capital para sanear la banca privada sale del Estado con lo que hay que la capacidad de gasto del Estado se ve mermada con lo que supone en inversión pública e incluso en gasto social y su repercusión en generación de empleo.
Mañana sigo. 

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