miércoles, 26 de enero de 2011

EL LEVANTE SE MUEVE

No deja de resultar sorprendente el absoluto desprecio con el que Europa en general y España en particular, observan lo que está ocurriendo en Túnez, por no decir en todo el Mediterráneo sur.
La política internacional española que pierde el culo ante la presencia de cualquier país que implique algún interés económico, mantiene una actitud de manifiesta distancia frente a la sorpresiva situación creada en el país magrebí que, por lo que se va viendo, parece que tiene bastantes posibilidades de extenderse por todo un territorio que cualquiera sabe que se encuentra política, social y económícamente vinculado a nuestro país.
Todo lo que ocurra en el norte de África tendrá, como lo ha tenido a  lo largo de la historia, repercusiones importantes en España y, aunque sólo fuese por esa razón, merecería una cierta atención  cuando no, una abierta simpatía que podría, sin grandes dificultades, expresarse abiertamente.
Porque esa es la segunda parte del asunto: los tunecinos, que por cierto y entre otras cosas, fundaron Cartagena en el 227 a.c. y la ciudad de Granada hace ahora mil años, expresan una enorme simpatía hacia España en este proceso y buscan las claves del éxito de su transición en el modelo de la transición española. Nuestros gobernantes, tan proclives a meter los dedos en Cuba cuando se lo pide el Vaticano, podrían al menos ofrecer su asesoramiento en el proceso. Aunque la verdad es que con el nivel que tienen en la actualidad nuestros gobernantes, casi es mejor que no. 

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