jueves, 27 de octubre de 2011

COSAS SIN IMPORTANCIA

La verdad es que, como plantean algunos y algunas, la declaración hecha por ETA sobre su rendición definitiva, no es algo realmente importante ni que haya que tomar en consideración. Además y abundando en la nimiedad de este acontecimiento, sería conveniente señalar que en realidad lo que ha pasado, algo sin importancia, ya digo, no es el resultado de una acción estratégica eficaz y bien ejecutada en su desarrollo táctico, sino algo que más bien tiene que ver con la suerte o, por ser algo más preciso, con las circunstancias. De hecho, como plantean algunos y algunas, ni siquiera tendríamos que estar muy agradecidos a nadie sino, más bien, a las circunstancias, casi, a la casualidad. Es, por ejemplo, una circunstancia que dos de las personas que más han contribuido a impedir que este momento llegara, Rosa Diez y Mayor Oreja, hayan desaparecido de la escena política del País Vasco, como también es una circunstancia sin mayor transcendencia, que los socialistas vascos reaccionaran a tiempo y mandaran a la señora a dar un paseo por Madrid y que colocasen en su sitio a personas como a Patxi López. Es también una circunstancia, una tontería de nada, que los populares vascos hayan hecho lo propio con Mayor Oreja y lo sustituyesen con una persona sensata como Baisagoiti, como es también absolutamente circunstancial que la dirección federal del PSOE y la dirección nacional del PP, hayan propiciado esos circunstanciales cambios aparentemente sin importancia.
También parece pura circunstancia que el gobierno español y el gobierno francés hayan desarrollado en los últimos años un entendimiento exquisito  y una serie de mecanismos de cooperación eficaces pero, ya digo, cosas sin importancia, como tampoco la tiene   que el pueblo vasco llegara finalmente a la conclusión de que para salir del fango terrorista era necesario ponerse de acuerdo y darle vacaciones unos años al nacionalismo cerril del PNV en el gobierno. Total, cosillas sin importancia, pura  anécdota, como anecdótico ha sido el empeño de los españoles y españolas en sentirse, por encima de todo, solidarios con las victimas y en  deslegitimar cualquier intento de que la política antiterrorista se convirtiera en un arma partidista, dando una muestra de madurez democrática a los partidos que, en alguna ocasión, la han intentado usar así.
Hay anécdotas y circunstancias igualmente en jueces y fiscales, aunque algunos de ellos hayan pagado con su sangre la anécdota, como también lo han hecho policías y guardias civiles que en los últimos años han alcanzado un nivel de eficacia en la lucha que han desmontado una y otra vez la cúpula de la banda y sus chakurras.
También es una anécdota, que en los últimos años haya habido un ministro del Interior que se llamaba Rubalcaba. Nada importante.

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