No hay nada en el mundo como ella; la plaza de la palabra, jemma elfna, el lugar más mágico del planeta, donde todo cabe, donde todo es posible, donde el mundo empieza a girar como un giróvago en pleno trance, donde muera el día y donde amanece, donde se cuentan cuentos y se lee el futuro, donde de come y se ríe y de bebe y se ama, donde se vive con la intensidad de una río sin fin.
Donde hoy alguien ha llevado la muerte por miedo a la palabra, a la vida, a la risa.
Malditos sean ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos hasta que el mundo deje de girar. Y benditos sean los hijos y las hijas de la tierra hermana por su dolor que es también nuestro dolor.
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