viernes, 23 de noviembre de 2012

PUDIERA SER


Pudiera ser

JUAN CAÑAVATE | ACTUALIZADO 23.11.2012 - 01:00

EL señor alcalde está preocupado porque la mayoría de la gente que visita la Alhambra se marcha sin visitar Granada y, como no puede hacer del Zaidín puerto de mar para que atraquen cruceros, se ha puesto a buscar culpables señalando con el dedito hacia la Torre de la Vela, como casi siempre. El problema es que, buscando, buscando, pudiera ser que esté mirando en la dirección equivocada y en lugar de hacerlo hacía el Palacio de Carlos V, con el gesto torcido cada vez que se acuerda del fracasado Arenas, podría mirar hacia lo suyo, por si pudiera ser su casa la que no está bien barrida y la basurilla aleja a los deseados visitantes. Porque la Alhambra, y sin entrar en detalles, lo que es funcionar, funciona bien y el Patronato ha conseguido lo que debiera conseguir el alcalde en su ciudad, que es que la visite mucha gente sin romperla. Circunstancia que parece, no se da en Granada por dos razones; primero porque la visitan pocos y segundo porque los pocos que la visitan, la dejan hecha unos zorros. Y pudiera ser, por eso, que la culpa del desapego no sea de la Alhambra, que funciona bien, sino de Granada que no funciona tan bien.

Pudiera ser que a los visitantes de la Alhambra no les llame la atención el parque temático dekebabworld que han montado los emprendedores comerciantes de la ciudad en el centro histórico o la pringue de shoarma y aceite frito que inunda cada piedra del tradicional empedrado granadino. Es posible que a los turistas les dé pavor pensar en cruzarse con alguna despedidad de soltero, ese elegante servicio que los ocurrentes empresarios de la hostelería, que tanto piden, funiculí, funiculá, el ascensor a la Alhambra, han puesto en funcionamiento en los últimos años para añadir un encanto más a esta ciudad con encanto, o pudiera ser tambien, que no quieran pasear por un centro histórico donde no hay sitio ya entre las terrazas de bares o que no quieran pasar la noche en una ciudad convertida en un desierto cultural. También entiendo su preocupación porque los turistas no pernocten en Granada, aunque igual pudiera ser que no lo hacen, porque entre despedidas, erasmus, fiestas, discotecas, zambras y saraos, simplemente lo que ocurre es que en Granada no hay quien pegue ojo. Aunque si lo que quiere es conectar la Alhambra con el resto, lo tiene fácil si, en lugar de darle abrazos demagogos al Albaicín, repusiera las líneas de autobuses que ha quitado. Una de ellas, incluso que conectaba la Alhambra con el Albaicín. Porque es verdad que los turistas pasean por la el Darro, pero también lo es que de ahí no pasan y que el barrio se muere gracias al señor alcalde.

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