Currito, aprovechando las lluvias de noviembre, se ha ido esta noche dejándonos la pena de su ausencia.
Sin decir demasiadas cosas, sin molestar más de la cuenta, se ha puesto a soñar sobre su cama azul y se ha ido a dormir a otro lado que ya sólo él conoce.
Diana lo perseguía en la mañana buscando su rastro en los rincones y en la sombra de la higuera que aún no ha perdido las hojas y los últimos frutos. Mientras, Curro, Currito, Currillo, empezaba a dormir un sueño eterno de dulces de alabastro, de olores y de esquinas y empezaba a entrar y a salir por otras puertas y a correr bajo otras mesas y a buscar distintos sueños con olor a golosinas, trotando y arañando, como siempre, la tierra que era suya. Currito se ha ido en esta noche de lluvia de noviembre y, aunque se lo dijimos muchas veces, tampoco está de más que le volvamos a decir que le queríamos, a ese bicho pequeñito y peludo.
Lamento profundamente la marcha de tu amigo. Nadie que no sea amante de los perros, de los animales, puede saber lo que sientes en estos momentos. Un beso para ti y tu familia.
ResponderEliminargracias
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