jueves, 5 de enero de 2012

Toque de campanas

Toque de campanas JUAN CAÑAVATE | ACTUALIZADO 05.01.2012 - 01:00 AUNQUE no sea un experto en el noble arte de tocarle las campanas al personal y comprenda por eso que mi opinión no haya de ser necesariamente tenida en cuenta, estarán de acuerdo conmigo en que el toque de campanas de la Torre de la Vela en el mundialmente conocido "día de la Toma" de Granada, no es precisamente una fiesta por rumbas y más que señalar tan entrañable día como de especial alegría y jolgorio para granadinos e invitados, que es lo que pide el cuerpo después de la entrada de año, parece que anuncia una tragedia griega con funeral incluido, dado el lúgubre campanazo que, cada rato, pega el ilustre badajo que los simpáticos castellanos nos dejaron en lo alto de la Alhambra, una vez que fue tomada, allá por el año mil cuatrocientos noventa y tantos. El monótono, triste y quejumbroso clong, clong, clong que tantas cosas amables evoca y que tanto apreciamos los que , más o menos vivimos cerca, viene a ser algo así como una lamentable cencerrada que, coincidiendo además con tan temprana fecha del calendario, más que ayudar a empezar el año con cierta ilusión, incita a darlo por concluido acompañado de una no menos concluyente reflexión del tipo: "hasta aquí hemos llegado en el 2012 y ahí te quedas" y más si se añade que precisamente en este año que empieza no está el horno para demasiados bollos, el ánimo para muchas vanidades ni el chiribí para panderetas Y no es que yo quiera meterme con tan simpática y fraternal fiesta en la que tan curiosos figurantes, pajecillos y falangistas incluidos, pasean por nuestras calles, ni mucho menos, pero la verdad es que el Día de la Toma podría tener mejor imagen, si es que esto es posible, si solidaria con las rigurosas y serias medidas del gobierno para solucionar la crisis, se agrupara la fiesta con la del día de los santos inocentes para hacer un puente un par de días antes de la noche vieja y trabajar todos, como dios y Merckel mandan, el día 2 de enero, que es lo que quiere Rajoy para dar confianza a los mercados y que es lo que por lo visto le faltaba a Zapatero y así iba el país como iba y no ahora que todo el mundo tiene una confianza en el gobierno que se desborda. Con esta simple propuesta tendríamos un manojito festivo y además temático; el 28, día de los santos inocentes, que celebra una masacre, el 29, día de la toma que celebra otra masacre y ya tranquilitos, podríamos terminar el año con el 31 y empezar el siguiente con justo y alegre propósito de enmienda y dejar el dolor de los pecados para la memoria de épocas pasadas.

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