la columna
Juan Cañavate | Actualizado 22.12.2011 -
01:00
De puente
NO podía pasar por mi
cabeza, ni por la de nadie imagino, que todo acabase así y que los males de esta
crisis, ahora mundial y hasta hace un mes fruto de la confianza perdida y ahora
recobrada, podría solucionarse de la noche a la mañana con tres capotazos de los
que, en la mitad del ruedo, levantan de su asiento al respetable.
Parando como hay que parar, templando como hay que templar y mandando
como hay que mandar; llamando al pan, pan y al vino, vino y con una faena justa
y cabal, aquilatada y valiente que ha dejado al toro frente al caballo con
señorío y bravura. Por ustedes; una verónica y tres puentes menos, una
chicuelina y el IPC a las pensiones y, un remate por el Niño de Gaona y un año
más de bachillerato. Que no será uno menos de secundaria obligatoria, imagino,
sino uno más de la otra, que igual no quieren que estén los chavales tanto
tiempo amarrados al duro banco de la galera turquesa de la escuela pública y
quieran clarear como en el monte. ¿Será así o será al revés? Que aquí se me
entremezcla el vino con el pan.
Y perdón, se me olvidaba el final de la
faena con un natural con la muleta que elimina la perniciosa costumbre de que la
gente se prejubile que, eso sí, ya andaban Standard & Poor's, Moody's y
Fitch bastante preocupadas con este asunto de las prejubilaciones en España y le
iban a clavar a nuestra deuda patria una "C" baja como la puya o el sombrero de
un picador.
Y es que han sido ganas de preocuparse, que ya me lo dijo el
otro día un amigo, que dejara la dieta Dukan que se me estaba poniendo amargo el
futuro y yo, por hacerle caso y por lo de la Navidad, he prometido tirarme de
cabeza al polvorón y a la bonhomía navideña, aunque Pablo Juliá recomiende a
través del FB que en lugar de dejarnos arrastrar a la molicie festiva y
sensiblera, nos vayamos a ver la exposición del CAF en Almería. Y es que Pablo,
como los profetas del Apocalipsis, exagera, que no son contradictorios los
mantecados y las fotos de Robert Frank ni la bonhomía navideña y las playas del
Cabo de Gata y que las dos cosas se pueden hacer. Por eso me entran ganas de
irme este puente de Navidad, que va ser el último puente, a Almería pero con
parada obligada en el Museo del Polvorón de Estepa, que las penas con polvorón
son menos pero, sobre todo, de lo que me entran ganas es de pedirles que me
permitan, los que me quieren y los que no, que les desee que la noche de Navidad
no falte nadie en su casa, que tengan trabajo y que sean felices.
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