domingo, 3 de julio de 2011

RAPHAEL SCHUTZ Perspectiva y paciencia


"El español que conoce Israel por la prensa cree que solo hay ultraortodoxos y soldados"



"El daño producido por los acontecimientos de 1492, aparte del trauma de la expulsión y la Inquisición de por sí, se reflejan en la obliteración de la vida judía en la península Ibérica. A diferencia de lo que sucedió en otros lugares de Europa, en España no hubo convivencia con judíos de carne y hueso durante siglos. Desde luego no se desarrolló aquí una élite judía intelectual, ni política, ni empresarial, ni de ningún otro tipo"


Estos textos extractados de un artículo publicado en el día de ayer en el periódico "El País" ( he de decir que el primero ha sido extractado en la edición del mismo periódico  y el segundo constituye el primer párrafo del artículo) son indicativos de la capacidad de manipular la verdad que posee el Estado  de Israel y sus representantes diplomáticos.
Yo conozco el estado de Israel y no por la prensa, sino porque he estado allí, como igualmente conozco los territorios ocupados por el Estado de Israel y puedo decir que tiene razón el embajador  al afirmar que hay más cosas que ultraortodoxos y soldados; en efecto, cualquier persona que viaje a Israel y salga de los circuitos turísticos, podrá comprobar que además y sobre todo, hay una población civil israelí peligrosamente armada. He visto civiles armados con armas automáticas que difícilmente tenían la mayoría de edad. He visto chavales jugando al fútbol en medio de una callejuela de Jerusalem con armas automáticas, he visto chavales ir al instituto con las mochilas y armas automáticas. He visto excursiones de civiles a visitar algún lugar emblemático de su ficticia historia (la tumba del rey David es una auténtica farsa), armados como quien va a la guerra. Es cierto, además de soldados, hay una población civil preparada para la violencia y la muerte.
También he visto a palestinos humillados, expoliados, expulsados de su tierra y de sus casas, hacinados en campos de refugiados en su propia tierra, trabajando por sobrevivir con tenacidad de héroes en una tierra a la que le han robado el agua, los caminos, el futuro, la esperanza.
Es cierto que la imagen que genera la prensa es parcial, pero este señor no explica las dificultades que pone el Estado teocrático de Israel para que cualquiera pueda pasar libremente por esa tierra cercada y encerrada en los muros de hormigón que tanto recuerdan a la Varsovia nazi.  
Con respecto al texto que encabeza el artículo, la mentira vuelve a dominar su discurso: ¿Por qué intenta este representante de Israel confundir a la opinión pública con dos palabras que no son la misma cosa. Una cosa es el pueblo judío y otra cosa es el estado de Israel. Muchos judíos piensan que el mayor enemigo de
un pueblo que pervivió sin territorio durante miles de años, es el propio Estado de Israel que atenta contra los principios y vínculos del pueblo judío extendido y unido a través del mundo sin necesidad de pertenecer a un país que genera tanta violencia. ¿Por qué Israel, un estado violento, autoritario y racista se arroga la representatividad de aquellos que siendo judíos no son israelíes?
A estas alturas nadie sensato piensa en la desaparición del estado de Israel, pero ese estado se ganará el respeto de la humanidad cuando transite hacia un país realmente democrático donde prime el respeto a los habitantes originales de Palestina y, sobre todo, el respeto a la vida.    

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