Amanecer
Son cosas de la luz y de los sitios y de sus
formas de afrontar el día, y le daba yo vueltas al asunto mientras miraba el
sol en el oriente y pensaba si tendría que ver esa tardanza en asomar aquí, con
la melancolía que últimamente pinta de tristeza
las mañanas en esta ciudad que no despega, o igual son cosas del
espíritu. Y hasta me resultaba comprensible que el ayuntamiento de Granada haya
dado una subvención a una empresa de Málaga para que cuide nuestra alma
precisamente por eso, porque en Málaga,
es verdad, que yo lo he visto, sale el sol a la misma hora que amanece y eso
debe notarse en el espíritu.
El espíritu es una cosa muy importante, aunque
yo, lo confieso, vengo a mantener con él una relación, aunque respetuosa, más
bien de duda razonable. También confieso sin rubor que con quien no me entiendo
es con la empresa que en España tiene el monopolio de su gestión, la iglesia
católica, que es al espíritu lo que Sevillana-Endesa es a la luz, que aunque el
mercado esté liberado en la teoría, en la práctica, y gracias entre otras cosas
al Concordato, ni se discute el monopolio en la distribución y así, cada vez
que te descuidas, se mete sin pudor en
nuestras vidas o, lo que es peor, en
nuestras muertes que es cuando además, menos podemos defendernos. Y es que
también, con lo del sol saliendo por el mar, me dio a mi el otro día por pensar
en la muerte, en ese día lejano o cercano en que la vida de alguien tan
necesario como el sol, se queda allí, escondida, como en Granada en los meses
de invierno, en el oriente, en un
oriente eterno.
Juan Cañavate
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