El problema del gobierno con respecto a un hipotético plan de ahorro energético es que se encuentra en un auténtico callejón sin salida que además se convierte en una paradoja.
El callejón sin salida es intentar hacer un plan de ahorro energético cuando en realidad lo que está deseando es gastar lo máximo posible en energia. Lo cierto es que el gasto energético es un índice claro de la actividad económica, como lo es el gasto en cemento.
La paradoja es que se le encargue la tarea al ministro menos adecuado para ello, el que realmente está comprometido con las grandes industrias del país en que la energia sea una fuente de riqueza para ellas.
Por eso, el gobierno no ha entrado en solucionar el asunto, pero sí en vender la absurda imagen de que su política energética generará además empleo.
Las imágenes más repetidas estos días han sido la de una empresa que fabrica pegatinas alemanas y, dentro de poco, lo será la que fabrique ruedas.
No, el gobierno no pretende reducir el gasto energético del país, porque no puede hacerlo y no puede hacerlo porque España es el cuarto país productor de automoviles y la caida de ventas es ya catastrófica.
Una política coherente en ahorro energético pasaría por el apoyo decidido al transporte público y a transportes alternativos y conseguir que la gente deje el coche en su casa y coja el autobús, el metro o la bici y eso incidiría negativamente en la industria del automovil, por eso, no se va a hacer. Mientras tanto, Sebastián, vencedor en sus tesis en el Consejo de Gobierno, sale ante las cámaras a demostrarnos no que vaya a resolver el problema, sino que ha vuelto a ganar.
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