Es un lugar común que en Granada se ponen tapas gratis con la cerveza o el vino en los bares.
Sin embargo, algunos o muchos bares ha habido en los que esto no ocurría, sobre todo las viejas y tradicionales tabernas de la ciudad de las que ya desgraciadamente quedan pocas o, mejor dicho, ninguna.
La tapa, sin embargo, fue ganando terreno en una ciudad en la que la población de estudiantes era mucha, casi una cuarta parte del total.Y es también un lugar común que en Granada es tradicional "salir de cañas".
La ciudad además era, en esos años que se fue consolidando la costumbre, bastante barata a la hora de tomar cañas y vinos y aún, en algunas zonas de Granada, sigue siendo bastante barato tapear. Sobre todo, en aquellos barrios donde el turismo no ha hecho acto de presencia y donde los dueños de bares y restaurantes buscan fidelizar al cliente con un trato agradable y con abundancia y calidad. Además con precios competitivos.
Por el contrario, en otros lugares donde no es necesario fidelizar al cliente y donde además se puede obtener un beneficio rápido a costa de la calidad del producto o del servicio, la tapa ha ido convirtiéndose en una excusa para cobrar una cerveza o un vino muy por encima de su precio. A partir de ahí han ido surgiendo esos repugnantes lugares en donde se anuncian cosas tan peregrinas como raciones de tapas, surtidos de tapas o tapones
Al final, uno descubre que ha pagado más de un euro por un bollito de pan lleno de mortadela y pringando de aceite.
En el Albaicín, entre Plaza Nueva y el Paseo de los Tristes, una cerveza con una tapa de turista puede costar más de dos euros.
Los vecinos del Albaicín, que como todos los granadinos, disfrutamos del tapeo, cada vez nos alejamos más del barrio para tomar unas cervezas o unos vinos. ¿La causa?; los negocios de la hostelería se ha ido orientando cada vez más a un tipo de cliente que está en la ciudad dos días como máximo y al que hay que extraer todo el beneficio posible. Que el cliente no vuelva nunca más está dentro del análisis de mercado. por eso no hay que tratarlo con demasiado cariño.
Es difícil para un vecino del barrio decir en cuál de los bares corre uno el riesgo de que, simplemente, le timen. Pero no es difícil decir en qué bares no le van a timar.
En Plaza Nueva, el Julio y el León son dos bares tradicionales con clientela habitual del barrio.
En la carrera del Darro, sin lugar a dudas, el RAS,
En el Paseo, el Azafrán es garantía de calidad, aunque algo más caro que los demás.
En el Albaicín alto, los Mascarones, los Torcuato (hay dos), la Higuera, la Entrailla y alguno de Aliatar.
Mañana completaré con algún restaurante como el mirador de Moraima y otros que andan por ahí.
Mientras tanto, ustedes son responsables de lo que coman.
(Hay más de un sitio que me callaré; mejor nos lo quedamos nosotros, como las calas escondidas o las sombras de algún paseo solitario)
Con respecto a los bares y restaurantes, no sé como llamarlos, morunos, son un invento de hace unos pocos años. Un té o un showarma es algo que corre a gusto del consumidor, pero no tienen nada que ver ni con esta ciudad ni con el barrio del Albaicín.
Sin embargo, algunos o muchos bares ha habido en los que esto no ocurría, sobre todo las viejas y tradicionales tabernas de la ciudad de las que ya desgraciadamente quedan pocas o, mejor dicho, ninguna.
La tapa, sin embargo, fue ganando terreno en una ciudad en la que la población de estudiantes era mucha, casi una cuarta parte del total.Y es también un lugar común que en Granada es tradicional "salir de cañas".
La ciudad además era, en esos años que se fue consolidando la costumbre, bastante barata a la hora de tomar cañas y vinos y aún, en algunas zonas de Granada, sigue siendo bastante barato tapear. Sobre todo, en aquellos barrios donde el turismo no ha hecho acto de presencia y donde los dueños de bares y restaurantes buscan fidelizar al cliente con un trato agradable y con abundancia y calidad. Además con precios competitivos.
Por el contrario, en otros lugares donde no es necesario fidelizar al cliente y donde además se puede obtener un beneficio rápido a costa de la calidad del producto o del servicio, la tapa ha ido convirtiéndose en una excusa para cobrar una cerveza o un vino muy por encima de su precio. A partir de ahí han ido surgiendo esos repugnantes lugares en donde se anuncian cosas tan peregrinas como raciones de tapas, surtidos de tapas o tapones
Al final, uno descubre que ha pagado más de un euro por un bollito de pan lleno de mortadela y pringando de aceite.
En el Albaicín, entre Plaza Nueva y el Paseo de los Tristes, una cerveza con una tapa de turista puede costar más de dos euros.
Los vecinos del Albaicín, que como todos los granadinos, disfrutamos del tapeo, cada vez nos alejamos más del barrio para tomar unas cervezas o unos vinos. ¿La causa?; los negocios de la hostelería se ha ido orientando cada vez más a un tipo de cliente que está en la ciudad dos días como máximo y al que hay que extraer todo el beneficio posible. Que el cliente no vuelva nunca más está dentro del análisis de mercado. por eso no hay que tratarlo con demasiado cariño.
Es difícil para un vecino del barrio decir en cuál de los bares corre uno el riesgo de que, simplemente, le timen. Pero no es difícil decir en qué bares no le van a timar.
En Plaza Nueva, el Julio y el León son dos bares tradicionales con clientela habitual del barrio.
En la carrera del Darro, sin lugar a dudas, el RAS,
En el Paseo, el Azafrán es garantía de calidad, aunque algo más caro que los demás.
En el Albaicín alto, los Mascarones, los Torcuato (hay dos), la Higuera, la Entrailla y alguno de Aliatar.
Mañana completaré con algún restaurante como el mirador de Moraima y otros que andan por ahí.
Mientras tanto, ustedes son responsables de lo que coman.
(Hay más de un sitio que me callaré; mejor nos lo quedamos nosotros, como las calas escondidas o las sombras de algún paseo solitario)
Con respecto a los bares y restaurantes, no sé como llamarlos, morunos, son un invento de hace unos pocos años. Un té o un showarma es algo que corre a gusto del consumidor, pero no tienen nada que ver ni con esta ciudad ni con el barrio del Albaicín.
La entraílla, es otro nacido del Torcuato original.
ResponderEliminarExacto. Pero como ha cambiado el nombre, he preferido llamarlo así.
ResponderEliminarAh, pensaba que se refería al que hay en calle del Agua, no recuerdo el nombre, que también creo es de la familia.
ResponderEliminarEn mi poco experta opinión creo que el Torcuato original, el de la placeta, en verano al menos es insufrible, malo y caro. La entraílla (en calle Pagés) es el mejor y el de calle de agua no está mal.