domingo, 14 de julio de 2013

TURISMO ALBAICÍN I

Estimados visitantes.
Después de muchos años conviviendo con ustedes, en buena armonía en ocasiones y en no tan buena en otras, me permito hacerles algunas recomendaciones con un doble objetivo; por un lado hacerles más grata su visita a nuestro barrio y, por otro, conseguir que nuestra forzada convivencia no acabe en mutuo odio, camino que lleva el asunto en la actualidad, con la generosa complicidad de nuestras autoridades municipales y de sus amigos, los empresarios de la hostelería y del turismo granadino.
Seré breve.

En primer lugar les recomiendo encarecidamente que no intenten llegar a nuestro barrio en automóvil.

Las razones que justifican esta recomendación proceden de dos circunstancias distintas. La primera es que el barrio se construyó en la edad media y no estaban previstos los coches. Por eso, cada vez que ustedes entran aportan su granito de arena a la inhabitabilidad del barrio y a que los vecinos acabemos por irnos de él y estoy seguro de que eso no es lo que ustedes desean. Además, ustedes probablemente no lo sepan, pero hay unas cámaras muy útiles que usa el ayuntamiento para hacer caja con las multas, siempre que no sean ustedes extranjeros, claro, que a esos no se les pone multa gracias a la injusta discrecionalidad municipal y a las deudas que mantienen con sus amigos de la hostelería.
La segunda circunstancia es que a los vecinos de este barrio no nos permiten acceder en coche a nuestras calles. Comprenderán que cuando les vemos a ustedes, sentimos un justificado rencor que sería interesante mitigar para que no se nos agrie el carácter más de lo necesario a nosotros y no sufran ustedes las irremediables consecuencias.
En este mismo apartado del acceso, les recomiendo igualmente que no aparquen en las pocas plazas reservadas para residentes. Verán esas plazas no son gratuitas, los vecinos debemos pagar por ellas y además hay largas listas de espera para conseguir alguna. La mayoría están situadas al final del paseo de los Tristes, ¿bonito sitio, verdad? Pues bien, dado el monumental cabreo que tenemos los vecinos desde que nos quitaron los aparcamientos de la calle para organizar y dar sitio sobrado a las terrazas de los bares, no podemos resistirnos a llamar a la grúa cuando hay algún coche aparcado en esas plazas. ¿Qué quieren que les diga? En el barrio no hay espacios deportivos ni equipamientos de otro tipo y en algo nos tenemos que entretener. 
En segundo lugar, les recomiendo que tampoco suban andando al barrio. 
Les llamará la atención esta recomendación, pero también tiene su justificación.
Desde hace años, el ayuntamiento y los comerciantes de la hostelería venden una moto trucada o que, al menos, tiene vicios ocultos con lo de la calle más hermosa del mundo. La carrera del Darro es una bonita calle, no cabe ninguna duda y merece la pena visitarse,  pero coincide también con que los comerciantes más chapuceros y amigos del alcalde han puesto allí sus negocios. Si usted va andando al barrio por esa calle, es probable que no pasé de ahí dadas las empinadas cuestas que dan acceso al Albaicín más auténtico, el de la parte alta del barrio.
Si quiere realmente disfrutar del barrio, suba en autobús.
Es verdad que el alcalde, en connivencia con ese objetivo mercantil y chusco, ha eliminado el autobús que antes subía por la Carrera con el fin de que todos los visitantes acaben haciendo parada en el núcleo turístico que va de Plaza Nueva al Paseo de los Tristes, pero pueden ustedes coger otro autobús que, aunque un poco más largo de recorrido, les lleva a la parte alta del barrio, desde la que podrán ir bajando de nuevo a la ciudad sin subir cuestas y sin tener que repostar obligatoriamente en los bares para turistas del Paseo o de Plaza Nueva.
En esta primera entrega llegaré hasta aquí. En la siguiente hablaré precisamente de esos negocios.
    
   

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