Organización,
organización.
Si yo tuviera que organizar algo
importante en el futuro, ya saben; una boda o un bautizo o la mismísima guerra
de Crimea, buscaría con cuidado a algún experto o experta en ese delicado y
complejo asunto de la organización que, aunque parezca mentira, no es una
profesión reconocida y ni siquiera tiene Colegio Oficial. Y es que, aunque
suene a algo tan complicado como la ingeniería de sistemas o la dirección de un
circo, la organización no tiene titulaciones académicas ni másteres ni tan
siquiera cursos de esos que organizan los sindicatos. En realidad para realizar
este delicado trabajo, además de mucho oficio, hay que tener un don especial;
se nace organizador como se nace diestro o, al revés, siniestro y no es el
resultado de la voluntad sino del destino.
El organizador, o la organizadora
que también las hay, tienen que saber de todo, controlarlo todo, manejarlo todo
y conseguir que todo funcione bien en el momento adecuado, con el mínimo
esfuerzo, la máxima eficacia y a ser posible, las mínimas bajas. Y todo hay que
hacerlo con eso que le llaman mano izquierda, o sea, más o menos, lo mismo que
ha hecho Susana Diaz, la
Secretaria de Organización del PSOE de Andalucía con el
último congreso del partido o con la elaboración de las listas, dejando claro a
todo el mundo que no hay ninguna duda de que ella ha nacido para eso de la
organización y no para ser ingeniera de sistemas o directora de un circo con
los enanos tan creciditos que se ponen correosos cuando alguien les intenta
decir en qué parte de la pista tienen que hacer sus gracias. Aunque, bien
mirado, esta parte del espectáculo tiene poca gracia y se la podrían saltar los
responsables del evento organizado porque, con la que está cayendo de reforma
laboral, de descalabro jurídico y democrático, de presupuestos previstos para
después de las elecciones andaluzas, de absoluto poder de la derecha, de
reforma del sistema educativo, de falsificar el déficit, de desequilibrios
económicos y sociales y de otros numeritos del gobierno del PP, que amenazan
con extenderse también por Andalucía, el
que un señor al que conocen en su casa, vaya el siete o el veinte siete de la
lista de su pueblo, la verdad es que, en general, al respetable le importa un
absoluto pimiento sea verde, morrón o de Padrón. Y claro, da así la impresión
de que los que organizan están más en sus cosas que en las de los demás y que, mientras
unos andan peleando en el día a día por el sistema sanitario público y
universal o por la educación pública y de calidad o por otro montón de cosas
valiosas para la ciudadanía con encomiable compromiso, hay otros y otras que lo
que están organizando es un incomprensible carnaval con poca guasa. Aunque de
eso se trataba, ¿no? de organizar las cosas.
Juan Cañavate
No hay comentarios:
Publicar un comentario