martes, 21 de febrero de 2012

ORGANIZACIÓN, ORGANIZACIÓN


Organización, organización.

Si yo tuviera que organizar algo importante en el futuro, ya saben; una boda o un bautizo o la mismísima guerra de Crimea, buscaría con cuidado a algún experto o experta en ese delicado y complejo asunto de la organización que, aunque parezca mentira, no es una profesión reconocida y ni siquiera tiene Colegio Oficial. Y es que, aunque suene a algo tan complicado como la ingeniería de sistemas o la dirección de un circo, la organización no tiene titulaciones académicas ni másteres ni tan siquiera cursos de esos que organizan los sindicatos. En realidad para realizar este delicado trabajo, además de mucho oficio, hay que tener un don especial; se nace organizador como se nace diestro o, al revés, siniestro y no es el resultado de la voluntad sino del destino.
El organizador, o la organizadora que también las hay, tienen que saber de todo, controlarlo todo, manejarlo todo y conseguir que todo funcione bien en el momento adecuado, con el mínimo esfuerzo, la máxima eficacia y a ser posible, las mínimas bajas. Y todo hay que hacerlo con eso que le llaman mano izquierda, o sea, más o menos, lo mismo que ha hecho Susana Diaz, la Secretaria de Organización del PSOE de Andalucía con el último congreso del partido o con la elaboración de las listas, dejando claro a todo el mundo que no hay ninguna duda de que ella ha nacido para eso de la organización y no para ser ingeniera de sistemas o directora de un circo con los enanos tan creciditos que se ponen correosos cuando alguien les intenta decir en qué parte de la pista tienen que hacer sus gracias. Aunque, bien mirado, esta parte del espectáculo tiene poca gracia y se la podrían saltar los responsables del evento organizado porque, con la que está cayendo de reforma laboral, de descalabro jurídico y democrático, de presupuestos previstos para después de las elecciones andaluzas, de absoluto poder de la derecha, de reforma del sistema educativo, de falsificar el déficit, de desequilibrios económicos y sociales y de otros numeritos del gobierno del PP, que amenazan con extenderse también por  Andalucía, el que un señor al que conocen en su casa, vaya el siete o el veinte siete de la lista de su pueblo, la verdad es que, en general, al respetable le importa un absoluto pimiento sea verde, morrón o de Padrón. Y claro, da así la impresión de que los que organizan están más en sus cosas que en las de los demás y que, mientras unos andan peleando en el día a día por el sistema sanitario público y universal o por la educación pública y de calidad o por otro montón de cosas valiosas para la ciudadanía con encomiable compromiso, hay otros y otras que lo que están organizando es un incomprensible carnaval con poca guasa. Aunque de eso se trataba, ¿no? de organizar las cosas.

Juan Cañavate



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