viernes, 14 de marzo de 2014

CARNAVAL



Carnaval



Aunque hay quien dice, y hasta puede que sea verdad, que en Río de Janeiro y hasta en Venecia, hay otro carnaval, lo cierto es que yo cuando oigo hablar de Carnaval sólo pienso en Cádiz. Y es que Cádiz, pero Cádiz, Cádiz, es mucho Cádiz, aunque le cueste en ocasiones arrastrar el lastre de su propio mito que, demasiadas veces, sacrifica el inmenso horizonte azul de su bahia por un lacrimógeno victimismo que es más de Cádiz que la plaza del tío la Tiza o la Caleta misma. Pero es que así es Cádiz y en Cadiz, ya se sabe, hay que mamar. Y les ruego que perdonen ustedes la literalidad de la expresión, pero es  que esa frase, que matiza su ordinariez cuando se dice en Cádiz, como muchas otras que mejor no enumero pero que a todo el mundo les suena, es una mezcla perfecta de  sabiduría fenicia, digna de los famosos sarcófagos de su museo, y del sentimiento de impotencia  que arrastra una ciudad que lleva batiendo record con las cifras del paro desde los tiempos de los mismos fenicios, de los sarcófagos y de sus muertos, como viene rezando el estribillo de una famosa chirigota.
En Cádiz, todo el mundo lo sabe, hay que mamar y si algo hay que reconocerle a los gaditanos, es que hayan llegado a esa sabia conclusión mucho antes que otros, no sólo del resto de Andalucía, sino de toda España o incluso del mundo entero donde, queramos o no, también tenemos nuestra ración de resignación mamonil.
Si uno piensa, por ejemplo, en la banca y en cómo la trata el gobierno, es fácil que concluya que, en efecto, y como en Cádiz, aquí hay que mamar. Pero si piensa, por el contrario, en el turismo destructivo de nuestras playas y de nuestros centros históricos y cómo se ha modificado la Ley de costas para seguir destruyendo las poquitas  playas que quedan, pues concluye igualmente en eso, que a mamar. Si piensa  en el nivel de laicicidad de este Estado y en cómo la iglesia católica con el más integrista de sus jefes, el señor Rouco, ha acabado por presidir el acto de homenaje de las víctimas de otros integristas en pleno siglo XXI, pues ya saben que hay que hacer lo que hay que hacer y hasta buscarle el gusto, y si uno piensa en las tarifas eléctricas, o en las pensiones o en la jubilación o en los sueldos, los nuestros y los de los accionistas de bancos y monopolios, o que hayan tenido que pasar cincuenta años para que alguien piense en quitar los símbolos franquistas y si uno sigue engrosando la lista de desatinos que, para qué vamos a seguir, pues que parece que sí;  que  toda España es Cádiz, y en Cádiz, desde hace años, si hay que mamar, se mama.
Juan Cañavate

No hay comentarios:

Publicar un comentario