viernes, 13 de julio de 2012

MOSCOSOS

La decisión del presidente del gobierno Mariano Rajoy de eliminar los días de libre disposición de los empleados públicos, pudiera parecer en principio un acto de justicia al eliminar, como se ha explicado en reiteradas ocasiones desde el PP, un privilegio, un regalo gratuito del que disponen los siempre mal vistos funcionarios.
Lo cierto es que esa estrategia de comunicación le ha salido bien a la derecha española; una dura crítica a los funcionarios que ha extendido sobre ellos manchas que serán difíciles de limpiar en el futuro, si es que hay futuro. Vagos, arbitrarios, enchufados, llenos de privilegios, irresponsables,...y no se sabe cuantas cosas más. En realidad, lo que buscaba la derecha era debilitar y eliminar, si fuera posible, todos aquellos servicios públicos que pudieran hacer la competencia al negocio privado de sus amigos y, para ello, qué mejor que empezar con los trabajadores públicos.
¿Cómo van a poder montar hospitales privados, empresas de seguridad privada, sistema de pensiones privados, colegios privados,...si los públicos funcionan bien y son más baratos? 
El sistema de la derecha es fácil, se inventó en el siglo XVII; sanidad privada, enseñanza privada,...y los indigentes o los que no puedan permitírselo se acogen, sin más, a la caridad cristiana que desarrollen organizaciones católicas  a las que además se les sigue  ayudando y no se le cobran impuestos .
La eliminación de los moscosos son un elemento más de ese sucio juego del desprestigio. Sin embargo, hasta eso es mentira.
Los famosos seis días son sólo el resultado del sistema de retribución de la función pública y por eso existen. Durante años los representantes sindicales intentaron dejar claro que el sistema de retribución por días trabajados debía ser aplicable también al sueldo y así se constató que el desigual número de días de cada mes, no repercutía en los sueldos y que se trabajaban más días, seis exactamente, que los que se pagaban. El resultado fueron los días moscosos.
Pero hay algo más. Los funcionarios no tienen puentes, como se suele decir habitualmente, lo que hacen es utilizar los días moscosos cuando hay fiestas en medio de la semana. Esto realmente le viene bien a los empleados públicos, pero sobre todo le viene bien a los destinos turísticos de interior que aprovechan esos puentes como agua de mayo. Ahora Rajoy también ha acabado con eso.      

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