LA COLUMNA
JUAN CAÑAVATE | ACTUALIZADO 17.05.2012
Corralito
EN contra de la totalmente justificada opinión general de que los economistas son expertos en augurar el pasado, el prestigioso profesor de la universidad de Princeton y premio nobel de economía, Paul Krugman, acaba de animar un poco más esta fiesta, a la que amablemente nos ha invitado el sistema financiero internacional, anunciando o, mejor vaticinando, que el futuro de Grecia pasa irremediablemente por su salida del euro, y que tan divertido momento se verá acompañado con una incesante huida de capitales de España hacia bancos alemanes que forzarán, añade Krugman, la adopción de medidas de control de esos capitales por parte de las autoridades competentes. Es decir, eso que, en Argentina hace años, recibió el tierno y evocador nombre de corralito.
Haciendo memoria del transcurrir de aquellos días en el país hermano y tirando de Wikipedia, que es el recurso de los flojos, he recuperado unas declaraciones del presidente de Uruguay, Jorge Batlle, a la cadena Blomberg, en las que expresaba que el gran problema de los argentinos era que, desde el primero hasta el último, todos eran una manga de ladrones. Es cierto que luego pidió públicamente perdón por su cruda literalidad, pero ahí quedó dicho y, sobre todo, ahí quedó la duda razonable de si lo que decía era verdad o no y si el genérico "todos" era de estricta aplicación o sólo correspondía a "las autoridades competentes" que habían puesto en marcha el corralito o, igualmente, lo habían provocado. Lo curioso de esa situación acorralada que vaticina Krugman para nuestro país, similar a la de Argentina en el 2007, es que, sin embargo, aquí no parece ser de aplicación el diagnóstico del expresidente uruguayo y en España no hay ninguna manga de ladrones ya que, por ahora y a pesar del caso Bankia y de nuestro magnífico sistema judicial, no hemos visto a nadie entrar esposado en un furgón de la policía. Aunque también es cierto que los argentinos, igualmente han seguido manteniendo en el poder a esos mismos ladrones o parecidos, llámense peronistas, justicialistas, radicales o lo que sea y tampoco los hemos visto entrar en ningún sitio esposados. Todo esto invita a pensar que el sistema se dedica, además de a reventar al público en general, a proteger a las respectivas mangas de ladrones de cada país. De todos modos, estas cosas no deben preocupar ya al empobrecido publico general, dado que será difícil que alguien tenga algo de dinero en el banco, a no ser que pertenezca al selecto club de "la manga de ladrones" en cuyo caso, tampoco creo que deba preocuparse demasiado. Si por el contrario, usted no pertenece al club, creo que los bancos cierran a las dos.
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