Expertos
IMAGINO que ya se habrán enterado de que el gobierno de Rajoy ha creado un grupo de expertos que, siguiendo instrucciones de los bancos europeos, va a reformar el sistema de pensiones español para convertirlo en un negocio privado. No es una novedad el intento; los poderes financieros europeos mantienen una inquina personal contra España porque ha disfrutado de un sistema público de pensiones saneado y un sistema de salud público también modélico que les ha hurtado dos buenos negocios; la salud privada y las pensiones privadas.
Un sistema de pensiones que ha funcionado apoyándose en dos fuentes de financiación; las aportaciones de los empresarios y las de los propios trabajadores.
Los empresarios llevan toda la vida intentando relajar su obligación y los trabajadores llevan toda la vida luchando por ella. Al final, siempre ha terminado por imponerse un lógico consenso porque todos salen beneficiados: el trabajador o el autónomo de hoy, será el pensionista de mañana que seguirá gastando su pensión en la tienda de la esquina.
El problema es que hoy, y gracias a la política de contención del déficit decidida por los expertos de la banca europea o a las tensiones especulativas sobre la deuda, también organizada por los mismos expertos, en nuestro país cada vez hay menos trabajadores y menos empresarios que mantenga el sistema, con lo que en el futuro es posible que no haya ni pensionistas ni tienda de la esquina.
Para solucionar el problema, y acabar de una vez por todas con esa inadmisible situación, es para lo que el presidente y sus secuaces han llamado a esos expertos del desguace que han dicho lo que ya todos sospechábamos que iban a decir.
Y es que de una u otra forma, los expertos de Rajoy, además de destruir un sistema que lleva toda la vida funcionando, van a conseguir tres cosas con sus desinteresados consejos, o sucia maniobra, como prefieran llamarlo, la primera es que los pensionistas actuales serán un poco más pobres, la segunda es que los pensionistas del futuro serán bastante más pobres y más viejos y la tercera es que los ciudadanos que puedan, que no serán todos, dediquen una parte de su poca capacidad adquisitiva a pagar un seguro de pensiones privado, que era en el fondo lo que queríamos demostrar.
Por supuesto que siempre existirá la posibilidad de que el plan de pensiones se lo acabe comiendo un banco en apuros por la delictiva actuación de sus gestores, o expertos, como ustedes quieran llamarlos, y es que se suele llamar atracador al que atraca una sucursal de un banco, pero al que atraca a todo un país, se le suele llamar experto. Esos, según parece y en tanto no se remedie este asunto, son lo que ahora van decidiendo el futuro del nuestro.
Un sistema de pensiones que ha funcionado apoyándose en dos fuentes de financiación; las aportaciones de los empresarios y las de los propios trabajadores.
Los empresarios llevan toda la vida intentando relajar su obligación y los trabajadores llevan toda la vida luchando por ella. Al final, siempre ha terminado por imponerse un lógico consenso porque todos salen beneficiados: el trabajador o el autónomo de hoy, será el pensionista de mañana que seguirá gastando su pensión en la tienda de la esquina.
El problema es que hoy, y gracias a la política de contención del déficit decidida por los expertos de la banca europea o a las tensiones especulativas sobre la deuda, también organizada por los mismos expertos, en nuestro país cada vez hay menos trabajadores y menos empresarios que mantenga el sistema, con lo que en el futuro es posible que no haya ni pensionistas ni tienda de la esquina.
Para solucionar el problema, y acabar de una vez por todas con esa inadmisible situación, es para lo que el presidente y sus secuaces han llamado a esos expertos del desguace que han dicho lo que ya todos sospechábamos que iban a decir.
Y es que de una u otra forma, los expertos de Rajoy, además de destruir un sistema que lleva toda la vida funcionando, van a conseguir tres cosas con sus desinteresados consejos, o sucia maniobra, como prefieran llamarlo, la primera es que los pensionistas actuales serán un poco más pobres, la segunda es que los pensionistas del futuro serán bastante más pobres y más viejos y la tercera es que los ciudadanos que puedan, que no serán todos, dediquen una parte de su poca capacidad adquisitiva a pagar un seguro de pensiones privado, que era en el fondo lo que queríamos demostrar.
Por supuesto que siempre existirá la posibilidad de que el plan de pensiones se lo acabe comiendo un banco en apuros por la delictiva actuación de sus gestores, o expertos, como ustedes quieran llamarlos, y es que se suele llamar atracador al que atraca una sucursal de un banco, pero al que atraca a todo un país, se le suele llamar experto. Esos, según parece y en tanto no se remedie este asunto, son lo que ahora van decidiendo el futuro del nuestro.