Llevo un buen rato dando vueltas sobre entrar o no al trapo de la noticia que hoy publica el diario Ideal de Granada, del grupo Vocento, es decir el mismo grupo que el ABC, sobre la propuesta del ayuntamiento de Granada para arreglar los jardines del Cuarto Real de Santo Domingo, espacio, por si alguno no lo sabe, declarado Bien de Interés Cultural.
La noticia en distintas páginas viene a decir que la junta de Andalucía ha tardado más de un año en dar un permiso para arreglar y unos listones de madera y alguna cosilla más.
Esos jardines son el resultado de un proyecto ganador de un concurso que, convocado por el equipo municipal anterior a la llegada del Sr. Torres Hurtado del PP al gobierno municipal, ganó un equipo de arquitectos formado por Eduardo Jiménez Artacho y Yolanda Brasso
El proyecto denostado ampliamente por el actual equipo del PP y calificado despectivamente como "jardín japonés" ajeno a las tradiciones granadinas, está justamente considerado por profesionales ajenos a ese concepto tradicionalista y provinciano de la arquitectura, como una pieza de especial relevancia en la ciudad.
Desgraciadamente no era del gusto del alcalde y de su equipo, demasiado moderno para sus votantes y, nada más ganar las elecciones, el espacio mereció el más absoluto de los abandonos por orden expresa de los concejales del ramo que, en la medida en que pudieron, echaron una mano en su deterioro.
Pasados algunos años, el "jardín japonés" hizo evidente los signos de ese abandonó, lo que permitió
que el ayuntamiento pudiese actuar ya en él con un proyecto destinado a su "arreglo y mantenimiento", a cambiar las luces, como dice la noticia de Vocento.
El proyecto del nuevo equipo pasaba por, simplemente, destruir el proyecto original sustituyendo maderas, metales, cesped, agua, ...por suelos de hormigón y tierra y modificando el mobiliario urbano del parque-jardín por farolas tradicionales gusto PP.
La delegación de cultura recordó al ayuntamiento que el jardín era un BIC por lo que el proyecto debía contar con el acuerdo de la Comisión de Patrimonio Histórico.
Y el ayuntamiento tardó meses y meses y meses en elaborar una propuesta que no existía y que respetase el proyecto original de Ferrater, Artacho y Brassa.
Finalmente el proyecto se aprobó, pero Vocento, el Ideal, tenía como siempre que dar su versión de la noticia y echarle una mano , y perdonen la redundancia, a esa mano que
tanto le da de comer.
La noticia en distintas páginas viene a decir que la junta de Andalucía ha tardado más de un año en dar un permiso para arreglar y unos listones de madera y alguna cosilla más.
Esos jardines son el resultado de un proyecto ganador de un concurso que, convocado por el equipo municipal anterior a la llegada del Sr. Torres Hurtado del PP al gobierno municipal, ganó un equipo de arquitectos formado por Eduardo Jiménez Artacho y Yolanda Brasso
El proyecto denostado ampliamente por el actual equipo del PP y calificado despectivamente como "jardín japonés" ajeno a las tradiciones granadinas, está justamente considerado por profesionales ajenos a ese concepto tradicionalista y provinciano de la arquitectura, como una pieza de especial relevancia en la ciudad.
Desgraciadamente no era del gusto del alcalde y de su equipo, demasiado moderno para sus votantes y, nada más ganar las elecciones, el espacio mereció el más absoluto de los abandonos por orden expresa de los concejales del ramo que, en la medida en que pudieron, echaron una mano en su deterioro.
Pasados algunos años, el "jardín japonés" hizo evidente los signos de ese abandonó, lo que permitió
que el ayuntamiento pudiese actuar ya en él con un proyecto destinado a su "arreglo y mantenimiento", a cambiar las luces, como dice la noticia de Vocento.
El proyecto del nuevo equipo pasaba por, simplemente, destruir el proyecto original sustituyendo maderas, metales, cesped, agua, ...por suelos de hormigón y tierra y modificando el mobiliario urbano del parque-jardín por farolas tradicionales gusto PP.
La delegación de cultura recordó al ayuntamiento que el jardín era un BIC por lo que el proyecto debía contar con el acuerdo de la Comisión de Patrimonio Histórico.
Y el ayuntamiento tardó meses y meses y meses en elaborar una propuesta que no existía y que respetase el proyecto original de Ferrater, Artacho y Brassa.
Finalmente el proyecto se aprobó, pero Vocento, el Ideal, tenía como siempre que dar su versión de la noticia y echarle una mano , y perdonen la redundancia, a esa mano que
tanto le da de comer.
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